Para empezar, retira todas las partes innecesarias, asegurándote de conservar únicamente la estructura principal del refrigerador junto con su puerta. Es fundamental extraer el compartimento del congelador y realizar una abertura que permita colocar un conducto de ventilación.
A continuación, realiza otra perforación en la zona inferior del refrigerador y elimina completamente el material aislante de fibra de vidrio presente en el interior.
En lugar de desmontar las puertas, abre un orificio en cada una de ellas para encajar un panel de vidrio. Asegúrate de fijarlo de manera segura, aplica espuma aislante y utiliza un soplete para fundir y sellar la espuma correctamente.
Por último, cubre todas las aberturas con una malla delgada que garantice una circulación de aire adecuada, al mismo tiempo que impide la entrada de insectos.
¿El resultado? ¡Un secador solar casero! Ideal para deshidratar frutas, vegetales, carne, pescado y muchos otros alimentos. Gracias a este procedimiento sencillo y eficiente, un refrigerador en desuso puede transformarse en una herramienta funcional y sumamente útil.