Mi historia comienza en 2016, cuando, con apenas 10 años, tuve una idea que cambiaría mi vida para siempre. En ese entonces, todo lo que quería era tener un refugio, un pequeño espacio donde pudiera escapar del ruido del mundo. Así nació mi Cabaña.
Al principio, no era más que un sueño infantil. Con un poco de madera vieja que encontré en el cobertizo de mis abuelos y algunas herramientas que ni siquiera sabía usar correctamente, comencé a darle forma a mi idea. Lo que no imaginaba es que ese proyecto que empezó como un simple juego se convertiría en algo mucho más grande.
La pequeña estructura que había creado de forma improvisada fue tomando forma, y con el tiempo, se fue convirtiendo en un espacio que me pertenecía por completo. Lo que comenzó como una cabaña de juguete para escapar de la rutina, pronto pasó a ser una sensación en línea. Subí mi primer video a YouTube en 2017, mostrando cómo había construido el refugio. Para mi sorpresa, el video fue un éxito rotundo. La gente comenzó a seguir cada paso de mi construcción, fascinados por la idea de crear algo tan especial a tan corta edad.
A lo largo de los años, la pequeña cabaña se convirtió en un proyecto muy seguido por miles de personas, con videos que alcanzaron más de 80 millones de vistas. En la televisión, las entrevistas sobre la Cabaña no dejaban de llegar, y de pronto me encontré siendo una especie de celebridad local. Sin embargo, a medida que crecía, la Cabaña también lo hacía.
Con el tiempo, nos dimos cuenta de que el espacio era limitado. Mi amigo, que al principio me ayudaba en la construcción, decidió alejarse por motivos personales. Eso no me detuvo. Al contrario, me dio la oportunidad de hacer crecer la Cabaña de una forma que nunca imaginé. Decidí expandirla, y poco a poco, se fueron añadiendo nuevas habitaciones, una pequeña cocina y un baño. Todos los materiales que usamos fueron recolectados con mucho esfuerzo, reutilizando viejas maderas de otras estructuras y elementos que encontraba en el camino. Nada fue comprado, todo fue reciclado.
Hoy, siete años después, la Cabaña es un reflejo de mi evolución personal. Lo que comenzó como un simple refugio ahora es un testimonio de mi trabajo, dedicación y pasión. Aunque mi amigo ya no está, yo sigo compartiendo cada paso de este proyecto con todos mis seguidores, que me han apoyado a lo largo del camino.
Cada vez que comparo las fotos iniciales con las más recientes, me cuesta creer que esa pequeña estructura de madera sea la misma que ahora tengo. La Cabaña no solo ha crecido físicamente, sino que también ha crecido en lo que representa para mí: un sueño hecho realidad, un espacio donde no solo construyo, sino que también comparto mi historia y la de todos aquellos que creen en la magia de los sueños.
Este proyecto ha sido más que un simple pasatiempo. Ha sido una lección de perseverancia, creatividad y, sobre todo, de creer en uno mismo, sin importar cuán pequeño sea el sueño.