El último acto de amor de Anna Petrovna
El abogado Smirnov sacó un sobre sellado con cera roja. Todos contuvieron la respiración. Incluso el bebé en brazos de Alina parecía haber percibido el peso del momento.
—Estas son las palabras finales de Anna Petrovna, escritas de su puño y letra —dijo con solemnidad el abogado, mientras rompía el sello.
Y comenzó a leer:
“Si estás escuchando esto, mi querida Valentina, es porque ya no estoy.
No sé si Igor tendrá el coraje de mirarte a los ojos hoy. Pero tú sí, tú estarás allí, entera, como siempre has sido.
Y quiero que sepas algo: en mi vida hubo muchas decepciones… pero tú nunca fuiste una de ellas.
A ti te dejo la casa en la dacha, donde siempre sembrabas lirios conmigo.
También te dejo todas mis joyas familiares, las de mi madre y mi abuela.
Y, por último, te dejo el 60% de mis acciones en la empresa familiar.
Tú sabrás qué hacer con ellas. Sé que las cuidarás.
Y si decides venderlas, hazlo. Si decides quedártelas, aún mejor. Pero nunca permitas que se utilicen para herir a otros, como Igor ha hecho contigo.”
Un murmullo recorrió la sala. Igor palideció. Alina entrecerró los ojos, sin entender aún el golpe completo. El abogado continuó:
“A mi hijo Igor, le dejo el álbum de fotos familiar. Quizás así recuerde quién fue alguna vez.
A la joven Alina… le dejo este consejo:
Si alguna vez te conviertes en esposa, y no solo amante, recuerda respetar a quien vino antes que tú.
Y al niño, que no tiene culpa de nada…
Le dejo mi bendición.
Pero también le dejo un mensaje:
Que su madre le enseñe a ser mejor hombre que su padre.
Quizá así rompa el ciclo.”
El silencio se hizo absoluto.
Valentina apenas respiraba. Sus ojos se llenaron de lágrimas, pero no de dolor: de dignidad. De gratitud.
No era por la casa. Ni por las joyas. Ni siquiera por las acciones.
Era por ser vista. Por ser valorada.
Por ese último acto de justicia y amor de una mujer que, en su lecho de muerte, supo dejar a cada uno lo que merecía.
Igor no pudo sostener la mirada.
Alina se levantó primero.
Y Valentina… Valentina se quedó sentada un momento más. Luego sonrió por primera vez en mucho tiempo.
En el primer comentario: Lo que Valentina hizo después con las acciones y por qué se convirtió en leyenda en la ciudad.